Las festividades celtas en general y Bealtaine en particular, tenían otros objetivos, tales como la intención de reforzar los vínculos de las tribus y de los clanes. Los celtas viajaban desde todos lados y se reunían en estos acontecimientos, lo cual servía para fomentar alianzas entre tribus y fortalecer los lazos entre clanes y familias. Durante las celebraciones no había una sola refriega entre ellos y las armas estaban prohibidas (código de hospitalidad).
En algunas tribus celtas se disponía en este tiempo de unos días de “libertad sexual”, en los cuales se formaban parejas nuevas (matrimonio a prueba) en muchos casos con el fin de establecer alianzas, que duraban hasta el siguiente Bealtaine, fecha en la cual o se renovaban los votos o se disolvía la pareja.
Los rituales de fuego eran los principales protagonistas de Bealtaine, hogueras, antorchas o “bolas” de fuego eran paseadas en procesión por el pueblo y los campos colindantes, aunque también se utilizaba el agua con el mismo fin y era común ver a la gente nadando a la llegada del ocaso. El ritual de Bealtaine de bailar alrededor de un "Maypole" (palo de mayo) con cintas de colores trenzadas se escapa hoy en día a nuestra comprensión.
Más evidente es sin embargo el significado de los rituales del fuego, que consistían en hacer dos grandes fogatas y purificar a los clanes haciéndolos pasar entre ambas o caminar sobre sus ascuas una vez se consumían, de hecho la costumbre de hacer pasar el ganado entre dos grandes hogueras se sigue manteniendo en diferentes lugares de Europa de procedencia celta.
La festividad de Bealtaine, es una celebración alegre, extrovertida y divertida. La energía que nos proporciona es más activa que reflexiva, sirve para celebrar la llegada del verano que nos traerá más horas de luz solar permitiéndonos alargar nuestros días y proporcionándonos la energía que nos brinda el sol.
