jueves, 30 de diciembre de 2010

Para este nuevo año que empieza propongo un “juego”:

Imagina que has ganado un concurso cuyo premio sería el siguiente: todas las mañanas, una entidad bancaria te abriría una cuenta con 86.400 euros. Pero como todo juego tiene sus reglas, éste tendría dos.
La primera regla es que todo lo que no te has gastado a lo largo del día, se te retira por la noche. No puedes hacer trampas, no puedes traspasar ese dinero a otra cuenta, sólo puedes gastarlo. Pero a la mañana siguiente, al despertar, la entidad te abre otra cuenta con 86.400 euros para ese día.
La segunda regla es que la entidad puede interrumpir este juego sin previo aviso. En cualquier momento puede decirte que se ha acabado, que cancela la cuenta y ya no te abre ninguna más. ¿Qué harías?
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Este entidad mágica lo tenemos todos. Es el tiempo. Todas las mañanas, al despertar, se nos abonan 86.400 segundos de vida en nuestra cuenta para ese día, y cuando nos dormimos por la noche no hay suma y sigue; lo que no se ha vivido en el día se ha perdido, ayer acaba de pasar. Todas las mañanas se repite ese prodigio, se nos abonan 86.400 segundos de vida, pero jugamos con esa regla inevitable: pueden cancelarnos la cuenta en cualquier momento sin previo aviso, en un minuto la vida puede acabar. ¿Qué hacemos, pues, con nuestros 86.400 segundos diarios? ¿No son más importantes unos segundos de vida que unos euros?

(Ref. Marc Levy, Ojala fuera cierto)Hoy nos han ingresado 86.400 segundos extras en nuestra cuenta, administrémoslos bien.
¡Feliz Año Nuevo!

lunes, 27 de diciembre de 2010

Ana García, "El Gordo de Navidad" 2010

En el mes de noviembre 2010, predije por primera vez que el gordo de navidad de este año recaería en la administración de lotería nº 97, de la Plaza Urquinaona nº 8 de Barcelona, entre otras.
Es desde esa fecha que he venido dando esta información a todas las personas que me han hecho consulta a mí o a mi equipo, el cual estaba al corriente de mi predicción.
Me alegro de haber podido ayudar a todas esas personas y en especial aquellas que más lo necesitaban, entre ellas personas de mi propio equipo y gabinete.
Dado que no doy abasto contestando vuestros correos de agradecimiento, he decidido hacer este comunicado para daros las gracias a todos aquellos que habéis confiado en mí.
Veréis que la imagen adjunta a esta noticia pertenece a uno de esos billetes comprados en dicha administración.
Con mis mejores deseos para todos vosotros, un cálido abrazo.
Ana García

sábado, 18 de diciembre de 2010

El origen de Santa Claus

Papá Noel, Santa Claus, o San Nicolás son los nombres con los cuales se conoce en el mundo al personaje legendario que trae regalos a los niños por Navidad.
Es un personaje inspirado en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia. Era hijo de una familia acomodada y sobrino de obispo de Mira. Se ordeno como sacerdote y más tarde, al morir su tío fue elegido para reemplazarlo. De él, se cuentan cientos de historias, especialmente narrando sus milagros y sus bondades para con la gente pobre.
En los países europeos este personaje recibe el nombre de Papá Navidad, traducido a su lengua (Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale), excepto en España, en que no se ha traducido la palabra francesa Noël, sino que se ha castellanizado: Noel.
Pero ¿cómo se relaciona con los regalos de Navidad?
Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas, no podía casarlas por no tener la dote necesaria, al carecer las muchachas de la dote parecían condenadas a ser "solteronas". Enterado de esto, Nicolás les entregó una bolsa llena de monedas de oro a cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote quien entro por una ventana y puso la bolsa de oro dentro de los calcetines de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarse.
Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York, llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas. Fue en 1809 el escritor Washington Irving, quien deformó el nombre del santo holandés, Sinterklaas, en la pronunciación angloparlante Santa Claus.
Posteriormente, hacia 1863, adquirió la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón con la que más se le conoce. Esto fue gracias al dibujante alemán Thomas Nast.
A mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y a Francia, donde se fundió con Bonhomme Noël, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados. Igualmente a fines del siglo XIX, a partir de un anuncio estadounidense de la Lomen Company, se crearía la tradición de que Papá Noel procedería del Polo Norte; y se popularizarían completamente los renos navideños como medio de trasporte de Santa Claus.
Ya en el siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. Por lo tanto, se considera que la campaña masiva de Coca-Cola fue una de las principales razones por las cuales Santa Claus terminó vestido de color rojo y blanco, pero estos publicistas no fueron los primeros en representarlo con estos colores. En cuanto a la morada de Papá Noel, hay que recordar que existen otros lugares cercanos postulados como su hogar tales son Laponia y Groenlandia.
Desde el ámbito cristiano y desde grupos nacionalistas, la figura actual de Santa Claus está rodeada de diferentes acusaciones. Se le acusa de ser un producto comercial al servicio del consumo, de ser una figura estadounidense intrusa y destruir las tradiciones locales.
Cuando como ya he comentado antes la imagen principal se basa en la vida de San Nicolás de Bari.

viernes, 10 de diciembre de 2010

El origen del árbol de navidad.

El origen del árbol de navidad sigue siendo aun hoy en día un misterio, hay muy diversas historias y leyendas acerca de su procedencia. Puestos a elegir una, os voy a explicar su origen celta.
Tres mil años antes de Cristo, varios pueblos de Europa de origen celta, consideraban que los árboles eran una manifestación de la madre naturaleza, por lo que les rendían culto. Creían que cuando el árbol perdía sus hojas al llegar el otoño, el espíritu de la naturaleza había huido, por lo que les colocaban diferentes adornos, para invitarlo a que regresara.
Se sabe del uso del árbol, adornado y venerado por los druidas de Europa central, cuyas creencias giraban en torno a la sacralización de todos los elementos de la naturaleza. Estos pueblos celebraban el cumpleaños de uno de sus dioses (26 de diciembre) adornando un árbol perenne.
Posteriormente con la evangelización de esos pueblos celtas se continúo con la costumbre de decorar un árbol para celebrar así el nacimiento de Jesús en sustitución de su dios, los cristianos (romanos) tomaron así la idea del árbol navideño.
Es posible que el primer árbol de Navidad, como lo conocemos en la actualidad, se registre en Alemania, donde se implantó por primera vez en 1605 para ambientar el frío de la Navidad, comenzando así su difusión. A Finlandia llegó en 1800, mientras que a Inglaterra lo hizo en 1829, y en el Castillo de Windsor se vio por primera vez en 1841, de la mano del príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria.
La costumbre de adornar el árbol navideño en los hogares españoles fue traída en el año 1870 por una mujer de origen ruso llamada Sofía Troubetzkoy, que se caso  en 1869 con el aristócrata español José Isidro Osorio y Silva-Bazán, XVII duque de Alburquerque (llamado Pepe Osorio “el gran duque de Sesto”). Así que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España fue en Madrid, durante las Navidades del año 1870, en el palacio de dichos nobles, edificio que ocupaba el lugar donde actualmente está el Banco de España, en el Paseo del Prado, esquina con la Calle de Alcalá. El árbol entusiasmo a las visitas hasta el punto que decidieron “copiar” el adorno de la Duquesa para sus propios hogares.
Sofía mantuvo la costumbre del adorno navideño del árbol hasta el año 1898 en el cual fallece.
Aunque se utilizaba ya en muchos hogares españoles su uso se popularizo con la llegada del cine americano de películas como “Que bello es vivir” de James Stewart (1946) entre otras. Desde entonces y hasta ahora el árbol se ha convertido en un símbolo navideño más que puede contemplarse en la mayoría de hogares españoles.