Este campo electromagnético se ve influenciado directamente por el estado físico, mental y emocional de cada individuo.
En el aura, se refleja la personalidad y las situaciones que experimentan las personas.
Se describe coloquialmente como un halo de luz que emana del cuerpo, de colores y sin límites definidos.
Es en 1939, cuando los soviéticos Semyon y Valentina Kirlian descubrieron por accidente el campo magnético del cuerpo humano cuando trabajaban en su laboratorio.
Se encontraban reparando un equipo médico cuando se dieron cuenta de que una descarga eléctrica entre un electrodo y partículas de piel humana producía cambios en el color alrededor de aquello a lo que aplicaba.
Lo que hicieron fue fotografiar con una cámara a la vez que se aplicaba un campo eléctrico sobre una placa. De esta manera, surgió la herramienta científica para captar el aura: la cámara Kirlian.
Sin embargo, si no se cuenta con este aparato existen otros métodos para ver el aura. Los especialistas afirman que no se necesita ser vidente para observar el aura, sólo hace falta práctica y concentración.
